El tratamiento dependerá de la causa de la gastritis. Algunas gastritis pueden curar espontáneamente.
Se deben eliminar todos aquellos posibles factores de riesgo. En el caso que sea necesario se debe interrumpir el uso de fármacos antiinflamatorios no esteroideos así como otros factores agravantes como alcohol, tabaco, café y bebidas con cafeína.
Se indica de forma general tratamiento con fármacos para neutralizar el ácido del estómago o disminuir su producción y así eliminar los síntomas y favorecer su curación. Los fármacos habitualmente empleados son los antiácidos y protectores gástricos, los antagonistas de los receptores H2 o los inhibidores de la bomba de protones. Éstos últimos bloquean la secreción de ácido por el estómago.
No existe un tratamiento específico excepto para aquellas gastritis secundarias a infección por Helicobacter Pylori y la gastritis crónica atrófica provocada por la anemia perniciosa que se trata con vitamina B12.
Si existe infección por Helicobacter Pylori, el objetivo es la erradicación de la bacteria causante del problema. El tratamiento se basa en la utilización de un inhibidor de la bomba de protones, para inhibir el ácido del estómago, combinado con antibióticos.
Se administra durante unos días, tras los cuales se suele repetir la prueba del alimento para comprobar que la infección por Helicobacter Pylori haya desaparecido. Si no se ha conseguido se puede repetir una nueva pauta de tratamiento.
Es recomendable seguir una dieta adecuada en la cual se debe evitar la ingesta de comidas y bebidas que agravan los síntomas.