Colecistitis

La colecistitis es una inflamación de la vesícula biliar ocasionada por una irritación de sus paredes debidas a una infección.

La vesícula biliar es un saco situado bajo el hígado cuya función es la de acumular la bilis generada por el hígado y liberarla durante la digestión de las grasas hacia el intestino mediante un conducto biliar denominado colédoco.

La colecistitis puede diferenciarse en dos tipos según su desarrollo: aguda cuando ocurre por una infección repentina, o bien crónica cuando la inflamación de la vesícula biliar persiste por un período de tiempo prolongado.
Es una enfermedad más frecuente en mujeres que en varones aunque algunos tipos de colecistitis como la alitiasica y la enfisematosa son más frecuentes en varones. El pronóstico con el tratamiento adecuado suele ser bueno aunque va a depender de las características del paciente.

Existen varias causas de colecistitis, sin embargo la más frecuente con diferencia es debida a la presencia de litiasis biliar o cálculos en la vesícula biliar, que son piedras formadas mayoritariamente por el colesterol que se elimina con la bilis y que, cuando aumenta la cantidad de colesterol de la bilis puede dejar de estar disuelto en ella para formar una arenilla que poco a poco va formando una verdadera piedra. La arenilla también puede ser causa de colecistitis aguda.
Los cálculos biliares pueden quedarse atrapados en los conductos de la bilis como el colédoco y causar una obstrucción al drenaje de la bilis. Esto ocasionaría una irritación de las paredes y aumento de la presión lo que favorecería la infección de ciertas bacterias que suelen estar normalmente en el intestino como la Esterichia Coli.

Como consecuencia se produciría una inflamación de la vesícula denominada colecistitis, que si es excesiva puede originar la perforación de la pared vesicular empeorando el pronóstico.

Existen otros tipos de colecistitis que no se relacionan con los cálculos como la colecistitis aguda alitiasica frecuente en enfermos críticos que están en la UVI y en SIDA. Es un tipo muy grave de colecistitis. Otro tipo es la colecistitis enfisematosa frecuente en diabéticos, donde la infección es debida a un germen muy agresivo denominado Clostridium Perfingens, que ocurre en la mitad de los casos en ausencia de cálculos biliares y se caracteriza por la presencia de gas en el interior de la vesícula, dando lugar a una infección generalizada o sepsis de pronóstico muy grave. En este caso la causa puede ser una dificultad para el riego sanguíneo de la vesícula lo cual es frecuente en diabéticos.

Otras causas de colecistitis incluyen aquellas debidas a una obstrucción de la vía biliar por un tumor.

El cuadro suele desencadenarse tras la ingesta de abundante comida rica en grasas. Comienza con un dolor en el cuadrante superior derecho del abdomen que a veces se desplaza hacia la espalda, junto con náuseas, algún vómito y fiebre, aunque ésta puede no darse en ocasiones. El dolor suele exacerbarse cuando se palpa el abdomen en esa región especialmente y, en general, suele haber una sensibilidad aumentada a la palpación del abdomen, especialmente cuando se inspira profundamente (signo de Murphy).

En ocasiones puede observarse coloración amarillenta de la piel por el acumulo de bilirrubina de la bilis que no es capaz de salir por una obstrucción de los conductos biliares, sin embargo, no aparece siempre.

Si en un momento dado existe un empeoramiento del dolor de forma súbita, con mucha fiebre y un dolor desproporcionado a la palpación, especialmente cuando se aprieta y se suelta en el abdomen, debe sospecharse una perforación de la vesícula por un gran aumento de presión y distensión de la vesícula.

A parte de los síntomas y la exploración, que pueden ser similares en otras enfermedades abdominales, en la analítica podemos descubrir un aumento de los leucocitos o glóbulos blancos implicados en el sistema inmune, y, en ocasiones aumento de las enzimas del hígado (transaminasas) de forma discreta, o de la bilirrubina si hay obstrucción del drenaje de la bilis.

La ecografía va a resultar una prueba muy apta para detectar cualquier alteración de la vesícula, nos permite ver alteraciones de las paredes de la vesícula, distensión, cálculos o incluso perforación. La radiografía de abdomen podrá darnos información especialmente si existe perforación o incluso visualizar los cálculos aunque no tiene tanto valor como la ecografía. El TC (scanner) aunque puede pasarle desapercibida la colecistitis nos permite ver complicaciones asociadas a la colecistitis como gangrena, y perforación.

La gammagrafía con HIDA puede darnos información sobre el diagnóstico de la colecistitis.

La colangiografía es la introducción de un contraste por la vía biliar de forma que nos dibuje las vías, puede darnos información sobre la localización del cálculo.
El contraste puede inyectarse bien por una aguja que atraviese el hígado (Colangiografía transparietohepática) o bien mediante una endoscopia por la boca e inyección a través del intestino (Colangiopancreatografía retrograda endoscópiaca). Sin embargo no debe darse en el momento agudo si no una vez pasado el riesgo, salvo en aquellos casos en los que el cálculo esté enclavado en la vía biliar.

El único tratamiento curativo es la extirpación de la vesícula mediante cirugía. Sin embargo no está claro el momento en el que debe realizarse. En general lo preferible sería realizarla cuanto antes, sin embargo en muchas ocasiones se prefiere empezar tratamiento médico y cuando el riesgo de la intervención haya disminuido iniciar la operación. La cirugía suele realizarse en los últimos años mediante laparoscopio, que consiste en la introducción a través del abdomen de unos tubos con una cámara y los instrumentos. El cirujano sería capaz mediante la observación en un televisor de quitar la vesícula sin la necesidad de abrir el abdomen al paciente, lo cual suele reservarse para casos más complejos y de mayor riesgo. En caso de perforación de la vesícula el único tratamiento posible es la intervención quirúrgica.

Generalmente se comienza tratamiento médico que se basa en mantener al paciente sin comer con sueros, administrar antibióticos potentes (como piperacilina-tazobactam o imipenem), y fármacos para controlar el dolor. En general la evolución suele ser buena aunque en ocasiones pueden aparecer complicaciones o bien presentar una distensión de la vesícula tan importante que ponga en riesgo de perforación al paciente, por lo que en ocasiones se coloca una sonda de drenaje a través de la piel del abdomen hasta la vesícula para recoger la bilis y el líquido purulento que dilatan la vesícula y evitar tanta distensión que llegue a perforar la vesícula.

En caso de perforación, gangrena de la vesícula, colecistitis alitiasica o enfisematosa se deberá comenzar con tratamiento quirúrgico urgente.

Se debe evitar comidas copiosas y ricas en grasas. La detección de las piedras de la vesícula biliar y su control así como la extirpación de la vesícula en el caso de haber presentado ya una colecistitis puede ayudar a evitar un nuevo episodio.

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