Acalasia

La acalasia es un trastorno en la motilidad del esófago, de tal forma que se produce un fallo en el mecanismo valvular denominado esfínter esofágico inferior o cardias, que comunica el esófago con el estómago. Esto ocasiona una obstrucción al paso de alimento del esófago al estómago. Además, en la acalasia, existe una alteración en la contractilidad del esófago, lo que da lugar a una alteración en el tránsito del alimento a través de éste.

Existen dos tipos principales de acalasia:

  •  Vigorosa: en la que la alteración de la motilidad del esófago se caracteriza por contracciones simultáneas y vigorosas, pero de gran amplitud y repetitivas.
  •  Primaria o clásica: en ella las contracciones son de baja amplitud y más débiles.

Es una enfermedad que puede aparecer a cualquier edad, y generalmente se distribuye de forma igual en ambos sexos.

Parece que la alteración principal radica en un fallo en la inervación de los nervios en el músculo de esófago. Se ha demostrado que existe una disminución de intensidad variable de las neuronas que reciben los estímulos nerviosos en el cuerpo muscular del esófago.

Esto conduciría a un déficit de estimulación eléctrica de la musculatura contráctil del esófago, ocasionando alteraciones en su motilidad.

Además existen alteraciones en las neuronas inhibidoras de la contracción, que generalmente se encargan de coordinar las contracciones rítmicas del esófago.

La sintomatología va a ir definida en primer lugar por una dificultad para la deglución, que inicialmente aparece con sólidos y líquidos desde el primer momento.

El dolor torácico puede estar presente, así como episodios de regurgitación de la comida. La dificultad para tragar se ve influenciada por el estrés y comer rápidamente de forma copiosa.

El cuadro inicialmente puede no tener inicialmente grandes repercusiones, sin embargo con el tiempo lleva a una pérdida progresiva de peso, e incluso desnutrición en los casos más severos.

Además la acalasia puede llevar a diferentes complicaciones, como, por ejemplo la irritación de la mucosa y la pared esofágica por los alimentos que no son capaces de pasar. Esto actúa como predisponente para la presencia de infecciones esofágicas, principalmente por hongos. Otra posible complicación es que en el contexto de la dificultad o imposibilidad para tragar, así como en los episodios de regurgitación, puede darse la aspiración del contenido alimentario al árbol bronquial y respiratorio ocasionando infecciones pulmonares e incluso neumonías.

La acalasia puede actuar como predisponerte para la aparición de cáncer de esófago. Este riesgo disminuye, aunque no desaparece a pesar de un tratamiento correcto.

El diagnóstico se inicia con un interrogatorio dirigido, así como una exploración física completa, haciendo hincapié en la valoración del estado nutricional y posibles complicaciones como infecciones.

En los análisis de sangre no existen alteraciones propias de esta enfermedad, si bien, nos servirá para realizar una valoración nutricional.

La realización de una radiografía de tórax puede revelarnos la ausencia de burbujas en el estómago, presencia de niveles en el mediastino con ensanchamiento de éste. Suele ser de utilidad la realización de un estudio de bario donde pueden objetivarse alteraciones morfológicas sugerentes.

Sin embargo el diagnóstico definitivo pasa por la realización de una manometría que revela la ausencia de relajación del esfínter esofágico inferior tras realizar la deglución, y trastornos en la presión del esfínter y cuerpo del esófago, con movimientos contráctiles anómalos. Se pueden utilizar sustancias como la colecistoquinina o el mecolil para aumentar la capacidad diagnóstica de la prueba.

Se puede realizar una endoscopia, ya que nos dará una visión del esófago y la posibilidad de complicaciones asociadas a la acalasia. También permite descartar otras causas.

El tratamiento inicial suele ser la dilatación del esfínter mediante un balón. Suele ser lo más rentable ya que tiene menos efectos secundarios que la cirugía y suele ser bastante efectiva.

La cirugía se reserva en general para casos resistentes al tratamiento con dilatación con balón, o en aquellos en los que por diversas causas o su alto riesgo no es posible la realización de la dilatación.

Otras opciones terapéuticas son el tratamiento médico mediante nifedipino o dinitrato de isosorbide de mucha menos eficacia, y la inyección de toxina botulínica mediante endoscopia en el esfínter inferior para favorecer su apertura.

Se deben evitar comidas copiosas y rápidas, así como situaciones de estrés.

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